DILEMAS MORALES
Uno de los rasgos fundamentales de la
conducta moral es que está guiada por unos valores morales: decir la verdad, por
ejemplo, es un valor moral y nuestro comportamiento será moral siempre que
digamos la verdad; cuando mentimos, nuestro comportamiento es inmoral. Cuando
no prestamos atención a esos valores morales, nuestra conducta es amoral. Dicho
de otra manera, la conducta moral significa que nos sentimos obligados a
cumplir con nuestro deber en una determinada situación.
Ahora bien, con frecuencia las situaciones
a las que hacemos frente son complicadas y son varios los valores que están en
juego, resultando difícil respetarlos todos o seguirlos completamente. Esto es lo que se llama habitualmente un
dilema moral: una situación en la que estamos ante una alternativa que nos hace
dudar y no tener demasiado claro lo que debemos hacer. En algunas ocasiones
puede que no nos demos cuenta ni siquiera de que existe un dilema moral, pues
no nos paramos a analizar la situación y prestamos atención sólo a un aspecto
del problema.
Podemos
poner un ejemplo de un dilema moral:
Torturar a unos presos talibanes.
Juan
y Nelson son dos soldados del ejército español. Hace unos meses fueron
destinados a Afganistán, con el contingente de tropas españolas que están en el
país para su reconstrucción y para frenar el avance de los talibanes.
Un
día, mientras están patrullando, les ataca un grupo de talibanes y logran
secuestrar a dos compañeros. A los pocos días, los talibanes exigen que sean
liberados los presos que tiene el ejército español. De no hacerlo ejecutarán a
los dos rehenes españoles.
El
comandante del puesto les ordena que interroguen a los talibanes que tienen
presos para poder averiguar dónde están escondidos quienes tienen secuestrados
a los soldados españoles. El comandante les ordena que, en caso de no hablar,
empleen todos los medios posibles para que lo hagan, incluida la tortura.
¿Deben
Juan y Nelson torturar a los presos para averiguar dónde están sus compañeros?
Para resolverlo, hay que dar los
siguientes pasos:
Enumera varias opciones
A
Juan y Nelson se les plantea una difícil decisión. Planteada como dilema,
obliga a optar entre una de dos opciones. A veces es posible evitar el dilema
buscando soluciones alternativas. Esta búsqueda de alternativas favorece la
capacidad de encontrar otras soluciones y evitar el dilema.
Argumentación: argumentos a favor de cada opción
Para
tomar una decisión tenemos que buscar los argumentos que están a favor de cada
una de las dos opciones que se nos presentan. No sirve cualquier argumento,
sino sólo aquellos que pueden justificar moralmente lo que hacemos. Si alguien
nos pregunta por qué hemos pegado a un compañero en clase, podemos responder
que ha sido porque le odiamos; es sin duda una explicación, pero es muy difícil
que alguien considere que nuestra acción está justificada con esa explicación.
Explicar por qué hacemos las cosas no es lo mismo que justificarlas.
En el
caso del dilema, el problema consiste en que hay argumentos a favor de cada una
de las opciones. Para poder tomar una
decisión bien justificada es muy importante que tengamos en cuenta los diversos
argumentos, y no sólo los que hay a favor de la opción que, en principio, nos
parece buena, sino también los que hay a favor de la otra opción.
Los
argumentos que se suelen emplear en la argumentación moral son, en general, de
dos tipos: consecuencias y principios o valores.
Entendemos
por consecuencias los resultados que generan nuestras decisiones, ya
sean éstos perniciosos o favorables. Actuamos para conseguir algo, y lo que
obtenemos es una consecuencia de nuestra acción. Además, al actuar incidimos en
nosotros mismos y en los que nos rodean, de tal modo que además de la
consecuencia directa e inmediata hay otras más indirectas, pero que también
importan. Y con frecuencia hay al mismo tiempo consecuencias positivas y
negativas, para uno mismo y para los demás, por lo que pueden entrar en
conflicto y por eso tenemos un dilema.
Los principios son los supuestos, creencias o normas
fundamentales que guían nuestro comportamiento. Por otra parte, los valores nos
indican lo que apreciamos en esta vida y consideramos fundamental para lograr
una vida que merezca la pena. Si la amistad es algo valioso y se basa en la
confianza, traicionar a un amigo está mal porque rompe esa confianza y destruye
la relación de amistad. Del mismo modo debemos decir la verdad
independientemente de las consecuencias, pues la veracidad es un valor que guía
nuestro comportamiento. El bienestar físico, propio o ajeno, es igualmente un
valor importante, mientras que sufrir no es algo valioso.
En
este ejercicio te pedimos que enumeres el mayor número de argumentos posibles a
favor de cada una de las opciones.
Análisis del problema
Al actuar tenemos en cuenta los valores
morales, es decir, nos preocupa saber si lo que hacemos está bien o lo que está mal. Cuando hacemos
lo que está bien, no sentimos satisfechos; cuando hacemos lo que está mal, nos
sentimos culpables y avergonzados. Considerados desde otro punto de vista, los
valores morales nos imponen una conducta: bueno es aquello que debemos hacer y
la conciencia nos dice que es la conducta correcta; malo es aquello que no
debemos hacer, nuestra conciencia nos dice que no es la conducta adecuada.
Además, cuando actuamos vamos buscando
conseguir algo que consideramos bueno, que es importante y valioso para
nosotros y que de ello depende nuestra felicidad.
Los dilemas morales se caracterizan porque
son situaciones en las que estamos obligados a tomar una decisión, pero nos
damos cuenta de que existen varios principios morales en juego y también varios
bienes o cosas valiosas y que no es posible atenderlos todos. Si hacemos una
cosa, actuamos de acuerdo con un valor moral y conseguimos algo, pero al mismo
tiempo incumplimos otro valor moral y perdemos también algo. No hay forma de
satisfacer los dos valores o principios en juego y nos vemos obligados a
elegir. El primer paso para hacer frente a un dilema consiste, por tanto, en
darse cuenta de los valores y principios morales que están en conflicto. Para
ello, tenemos que tener en cuenta, en primer lugar, lo que nos dice nuestra
propia conciencia. Además debemos tener en cuenta los valores que están
vigentes en la sociedad en la que vivimos, valores que algunas veces son muy
explícitos y están bien definidos, como ocurre en códigos morales del tipo de
los Diez Mandamientos o de los Derechos Humanos. Es además, importante, tener
en cuenta la importancia que tienen para nosotros y el orden jerárquico en el
los situamos También tenemos en cuenta la clase de persona que queremos ser y
la clase de mundo en la que queremos vivir.
Solución
Al final hay que exponer lo que uno mismo haría en el caso de
encontrarse en una situación semejante. Para ello hay que redactar una
exposición en la que dejemos claro qué es lo que pensamos que se debe hacer y
cuáles son las razones que justifican nuestra decisión. Es decir, se trata de exponer
la decisión que nosotros tomamos basados en los argumentos expuestos en la
pregunta anterior, procurando además refutar los argumentos que están en contra
de lo que nosotros pensamos que es la conducta moralmente buena. Es muy
importante no caer en el error de resolver el dilema proponiendo una solución
intermedia que en cierta medida satisfaga los valores en están conflicto en el
dilema. En ese caso estaríamos evitando el dilema y no dando nuestra solución.
Por tanto, la decisión que ofrezcamos en este apartado tiene que ser una de las
dos que plantea el dilema.